domingo, 30 de enero de 2011

Seeeemos sanjuaneeeros


Para los que viajamos recurrentemente en el corredor industrial de Guanajuato, en muchas ocasiones las peregrinaciones se traducen en un riesgo para los peatones y los automovilistas. Podemos ver bicicletas, motocicletas, caminatas, ambulancias, gente con chalecos vistosos y lámparas que advierten a los usuarios de la autopista que cientos de personas se encuentran caminando de manera riesgosa en los caminos de Guanajuato.

La dependencia patológica de un estimulante como el Café, me hace buscar en el camino una nueva cafetería. Disminuyo la velocidad entre autos improvisados con torretas amarradas con rafia, que anuncian asistencia mecánica para los ciclistas que van circulando. Me cuesta trabajo orillarme justo en la entrada de la cafetería y entre el enojo de un automovilista que sólo necesita una taza de café para poder continuar, estaciono mi vehículo mientras me bajo a comprar esta maravillosa bebida.

Al salir, me detengo a observar la gente que va pasando al pie de carretera y al frente de la cafetería. Prefiero sentarme un poco. Hasta ahorita, han desfilado frente a mí, algunas señoras de edad, jóvenes adolescentes, señoras madres de familia, señores que sostienen en sus brazos o en sus hombros a sus pequeños hijos que probablemente estén exhaustos de la caminata. Nadie habla. Todos caminan en silencio, si acaso alguien comenta algo breve, pero puede ser el cansancio de la caminata o que es de las pocas oportunidades que pueden estar consigo, pensando, meditando, planeando a cada paso su vida y destino. Parece mentira, pero la concentración en nuestra sociedad está amenazada por la enorme capacidad de distracción que ofrecen las tecnologías modernas, y da la impresión que esa caminata es el momento en que los peregrinos logran estar con ellos mismos, pensando, meditando. Quizá es el objetivo de una peregrinación.

Las caras de las personas que pasan, denotan tal concentración que me llama la atención el típico chavo banda que con tatuajes, aretes, pelo largo, etc., lleva cargando un estandarte de la Virgen de Guadalupe que no se ve ligero, dejando en evidencia su cara de cansancio o arrepentimiento. Sus compañeros llevan el mismo estilo y presumo que van descansando de lo que puede ser un relevo para cargar aquella imagen hasta llegar a San Juan.

Al observar a los que peregrinan hacia San Juan de los Lagos, he podido darme cuenta de un común denominador en la mayoría de ellos. Puedo asegurar que muchos de ellos viajan por tradición, quizá es un viaje familiar acostumbrado, quizá sólo lo hacen para cuidar a alguien que se propuso alguna “manda”, otros para pedir por alguien o pedir por ellos mismos, pero el común denominador real que yo puedo observar es; la Pasión con la que lo hacen.

Independientemente de quien organiza la logística, ruta, transporte, cuidado, custodia y alimentación de los peregrinos, las personas que ahorran durante muchos meses para poder ausentarse de su trabajo en ocasiones sin permiso y con posibilidad de perderlo, emprenden con gran devoción y pasión su caminata y peregrinaje. Su común denominador, es la Pasión.

Pasión. Efectivamente con “P” mayúscula. Quizá el estado de ánimo Perdido. También con “P” mayúscula. Un motor natural para disfrutar la vida, verla de forma diferente y dar el todo por el todo en cada una de nuestras acciones, el común denominador de los peregrinos es la Pasión.

Quizá, la dinámica de la sociedad nos hace perder la esencia de nuestro ser. El destino que nosotros elegimos para nuestras vidas se vuelve frívolo, cotidiano y en ocasiones sin sentido, cuando creo que lo único que nos hace falta, es renovar la energía e inyectar una pequeña dosis por más mínima que sea, de Pasión.

Sólo tenemos que abrir un poco nuestros sentidos para encontrar aquellas cosas que realmente las podemos hacer con Pasión. Un trabajo, un proyecto, una canción, una lectura, estudios, el cuidado de nuestro cuerpo, labor social, trabajar, estar con nuestras familias, la propia política y no puedo imaginar los cambios que tendremos cada uno de nosotros por hacer las cosas que normalmente hacemos, si simplemente lo hacemos con Pasión.

Siempre me pasa lo mismo, tengo que volver a la cafetería a renovar la maravillosa bebida y el camino por andar, con un solo cuestionamiento, propósito y reto, reconocer algo que pueda hacer con Pasión. Y tú ¿llevas tu vida con Pasión?

No hay comentarios:

Publicar un comentario